10 marzo 2013

MOTEL DULCES SUEÑOS


Era de día, el sol se filtraba por la ventana de aquella habitación y las cortinas parecían haber sido blancas hace tiempo, ahora eran amarillentas y por algún motivo las moscas sentían cierta atracción por ellas.

Motel Dulces Sueños, así se anunciaba aquel lugar en la carretera. A ella, la había conocido la pasada noche y ahora yacía en la cama. Fue una noche espectacular, pasamos horas y horas bajo esas sábanas empapándolas de sudor y fundiéndonos una y otra vez. El neón del motel alumbraba en pequeñas ráfagas aquella oscuridad llena de gemidos.

El calor en aquel lugar era asfixiante, y el olor nauseabundo del cuerpo inerte de aquella mujer aumentaba por momentos. La sangre bañaba la cama tiñendo de rojo el amanecer mientras yo cuidadosamente lavaba el cuchillo. Con cuidado guarde el corazón extraído de su cuerpo en un frasco y lo oculté en mi mochila.

Su corazón fue cautivado por mí desde el primer momento en que la vi. Bailamos, bebimos, charlamos e introduje la pastilla en su bebida. Después de aquello todo fue más fácil, solo tuve que esperar los efectos de la droga y decirla que todo iría bien mientras subíamos a mi coche.

Envolví el cuerpo con las sábanas y puse otras nuevas con cuidado de limpiar meticulosamente la habitación. Aproveché un instante en el que nadie mirase y metí el cuerpo en mi maletero. Subí junto a mis cosas al vehículo y en pocos segundos arranqué el motor. Ni un nombre, ni nada que saber sobre ella, solo un número, once, el número de las muertes que llevo con esta y de corazones cautivados que adornarán mis estanterías recordando mis amantes.

04 marzo 2013

UN DÍA MÁS



Un día más en la vida del señor alcalde. Se levanta de su cama, desayuna y toma su café y se dirige al ayuntamiento en su coche privado, una limusina que como muchos otros días se encuentra resplandeciente ante el sol de la mañana, pero está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE es madrugador.

Un día más en la vida del conductor. El alcalde sube al coche sin ni siquiera saludar al que considera un empleado más, en el trayecto al destino oye llamadas que no deberían ser escuchadas y en ocasiones observa cosas que no deberían ser vistas. Tras un rato como viene siendo habitual llegan al destino y el alcalde se baja sin despedirse, pero está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE no es cortés.

Un día más en la vida de la secretaria. El conductor deja al alcalde en el edificio puntal como siempre, y él se dirige a su despacho donde no para de ordenarla que organice su agenda y sus citas del día. Ella le pasa todos los papeles y no recibe ni las gracias, pero está acostumbrada, el SEÑOR ALCALDE no es amable.
Un día más en la vida del periquito. El pequeño pájaro ve como la secretaria da paso al señor alcalde a su despacho, sin embargo pese a esperar recibir su comida pasan las horas y no recibe comida ni caricias, tan sólo obtiene desde su jaula la visión de un hombre riendo y contando fajos de billetes, pero está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE no es honrado.

Un día más en la vida del jefe de la policía. En su entrada al despacho ve como el periquito del alcalde comienza a estar en los huesos, como siempre tiene ante él tiene su sobre de dinero a cambio de hacer desaparecer pruebas y fotografías de las actividades comprometidas de aquel hombre. Hoy trae fotografías suyas en lugares de alterne y droga requisada para su uso personal, pero está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE es escoria.

Un día más en la vida de una bala. Ve a lo lejos como su objetivo se reúne con el jefe de policía, se ríe y no espera lo que está a punto de acontecer, la velocidad se incrementa y en cuestión de segundos rompe la ventana y se dirige a la cabeza del blanco la cual atraviesa de lado a lado, esto suele ser desagradable, pero está acostumbrada, el SEÑOR ALCALDE es hombre muerto.
Un día más en la vida de un asesino. La bala acaba con la vida del alcalde, su misión está cumplida y pronto recibirá su dinero, pero en este caso no era por dinero, era por justicia, no podía permitir que una persona en el poder jugase con el dinero gobernando y abusando del poder. Porque los hombres que nos gobiernan y nos ordenan deben dar ejemplo, con el paso del tiempo su codicia acaba destruyendo y haciendo daño a una sociedad que debe ser libre y vivir sin el yugo de un poder que busca enriquecerse sin importarle los demás, pero está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE era un corrupto.