07 diciembre 2012

VAMPIRO


Tiene sed de sangre. Su piel es fría, cualquiera pensaría que por sus venas corre hielo. La noche lo envuelve, su cabeza se vuelve loca, su olfato se agudiza y pronto ya nada lo puede parar. Se desliza por las calles como una sombra, sombra en la oscuridad, nadie lo ve. Su pálido rostro a penas se distingue entre callejones de las partes bajas de la ciudad.

Y allí esta ella, su alimento, una joven perdida en la noche. Tiene una cara dulce, su sonrisa haría pensar que es la más feliz del mundo y su pelo semejante a un campo de trigo se desliza bajo sus hombros. Todo una mascara de inocencia para ocultar la realidad, cada noche con un hombre, cada noche ganando dinero por sexo y demencias de la gente que se aprovecha de ella. Restos de carmín en cientos de hombres de la ciudad que apresuradamente limpian antes de llegar con sus mujeres, pero esta será la última noche que deja la huella de sus labios en algún cliente. Está sola, lejos de su casa, perdida vagando por los callejones, y allí está él, de pie, observándola.

Su rostro se descompone y el miedo se apodera de ella, pero pese a ello no puede dejar de mirarlo. Una extraña atracción la hace quedarse quieta, mirándolo, deseándolo. Él se acerca, la mira, el olor es cada vez más fuerte y su deseo por alimentarse es insoportable.

Pronto sus labios se acercan a su cuello, nota el palpitar de la sangre corriendo por aquel nexo de carne entre la cabeza y el cuerpo de la joven. Poco a poco sus dientes toman contacto con la noche aproximando los afilados colmillos al cuello de la joven. El mordisco es suave y pronto nota como la sangre le da la vida, se siente pleno, sus fuerzas vuelven a estar restablecidas. Se separa del cuerpo mientras este cae y en segundos vuelve a las sombras de donde salió perdiéndose en la noche.

Ella abre los ojos, se siente desorientada, su corazón ya no late y en cambio todo lo que la rodea es muy real para ser tan solo un sueño. Un fuerte dolor se clava en su cuello, nota como la herida la arde, un cambio está sucediendo en su cuerpo. Ha pasado varios días en aquel callejón, pero no tiene hambre, solo nota frío y una sensación recorre su cuerpo, tiene sed, sed de sangre.

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