Un día más en la vida del señor
alcalde. Se levanta de su cama, desayuna y toma su café y se dirige al ayuntamiento
en su coche privado, una limusina que como muchos otros días se encuentra
resplandeciente ante el sol de la mañana, pero está acostumbrado, el SEÑOR
ALCALDE es madrugador.
Un día más en la vida del
conductor. El alcalde sube al coche sin ni siquiera saludar al que considera un
empleado más, en el trayecto al destino oye llamadas que no deberían ser escuchadas
y en ocasiones observa cosas que no deberían ser vistas. Tras un rato como viene
siendo habitual llegan al destino y el alcalde se baja sin despedirse, pero
está acostumbrado, el SEÑOR ALCALDE no
es cortés.
Un día más en la vida de la
secretaria. El conductor deja al alcalde en el edificio puntal como siempre, y
él se dirige a su despacho donde no para de ordenarla que organice su agenda y
sus citas del día. Ella le pasa todos los papeles y no recibe ni las gracias,
pero está acostumbrada, el SEÑOR ALCALDE no
es amable.
Un día más en la vida del
periquito. El pequeño pájaro ve como la secretaria da paso al señor alcalde a
su despacho, sin embargo pese a esperar recibir su comida pasan las horas y no
recibe comida ni caricias, tan sólo obtiene desde su jaula la visión de un
hombre riendo y contando fajos de billetes, pero está acostumbrado, el SEÑOR
ALCALDE no es honrado.
Un día más en la vida del jefe de
la policía. En su entrada al despacho ve como el periquito del alcalde comienza a
estar en los huesos, como siempre tiene ante él tiene su sobre de dinero a
cambio de hacer desaparecer pruebas y fotografías de las actividades
comprometidas de aquel hombre. Hoy trae fotografías suyas en lugares de alterne
y droga requisada para su uso personal, pero está acostumbrado, el SEÑOR
ALCALDE es escoria.
Un día más en la vida de una
bala. Ve a lo lejos como su objetivo se reúne con el jefe de policía, se ríe y
no espera lo que está a punto de acontecer, la velocidad se incrementa y en
cuestión de segundos rompe la ventana y se dirige a la cabeza del blanco la
cual atraviesa de lado a lado, esto suele ser desagradable, pero está
acostumbrada, el SEÑOR ALCALDE es hombre muerto.
Un día más en la vida de un
asesino. La bala acaba con la vida del alcalde, su misión está cumplida y
pronto recibirá su dinero, pero en este caso no era por dinero, era por justicia,
no podía permitir que una persona en el poder jugase con el dinero gobernando y
abusando del poder. Porque los hombres que nos gobiernan y nos ordenan deben
dar ejemplo, con el paso del tiempo su codicia acaba destruyendo y haciendo
daño a una sociedad que debe ser libre y vivir sin el yugo de un poder que
busca enriquecerse sin importarle los demás, pero está acostumbrado, el SEÑOR
ALCALDE era un corrupto.
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