11 septiembre 2012
UNO DOS Y TRES
Uno, dos y tres. Tres son los muertos que había dejado tras de sí aquel revolver. Restos de sesos habían decorado las paredes de la habitación al reventar sus cabezas.
Tres, dos y uno. Uno es el asesino que sin sentimientos acabó con sus vidas.
Uno, dos y tres. Tres disparos, no hicieron falta más, la precisión de ese hombre era mejor que la de los otros tres.
Tres, dos y uno. Uno era el número de millones que cobraría aquel sicario por su trabajo.
Uno, dos y tres. Tres peces gordos habían muerto en una reunión clandestina, no tanto después de todo.
Tres, dos y uno. Un segundo, no bastó más para arrebatarles sus vidas y dejar que la muerte visitase el cuarto, visita corta e intensa.
Uno, dos y tres. Tres balas con los nombres de los niños explotados y muertos tras abusos sexuales y experimentos con drogas. Niños víctimas por culpa de aquellas alimañas.
Tres, dos y uno. Un vengador, una razón y una acción. Pero ¿Y el dos? Dos un puente que nos lleva al final de todo, un final marcados por el tres, tres cadáveres con uno mismo destino, su muerte. Y todo ello en uno, dos y tres…
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