12 diciembre 2012

NOCHE MÚLTIPLE



El sudor recorre mi frente como desesperado por resbalar por mi nariz y precipitarse al vacío, me encuentro sentado sobre mi cama, de nuevo una noche con pesadillas. Decido levantarme a la cocina para beber un poco de agua, sin embargo no tardo en reparar en una mujer tumbada junto a mí, me coloco rápidamente junto al armario sobresaltado, la observo y no sé quién es y como ha llegado allí. Procedo entonces a acercarme y descubrir su identidad, de modo que rodeo la cama lentamente evitando despertarla para llegar a su lado, sin embargo es inútil ya que su rostro se oculta sobre la almohada. Tras varios minutos observándola me decido a rozarla con mis dedos para que se dé la vuelta y su cabeza empieza a girar, en cuestión de segundos veo su rostro y sin embargo no puedo creerlo ¡Soy yo!

Mi cuerpo se levanta sacudido por un mal sueño, miro a mi lado y no hay nada ni nadie, respiro aliviado, de nuevo una noche de pesadillas. Me dirijo a la cocina para beber agua e intentar volver a dormir. De camino paro en el baño y me miro al espejo, los ojos parecen cansados como si llevase noches sin dormir, y en efecto así es. Noto algo tras de mi moviéndose en la ducha y giro rápidamente, sin embargo no es nada, solo el viento moviendo las cortinas. Vuelvo a mirar al espejo y ante lo que veo caigo aterrorizado sobre ducha, otro hombre de mayor edad se encuentra en el espejo, mi mente quiere pensar que fue solo mi imaginación y me dirijo a echar un nuevo vistazo y allí esta ese hombre observándome. Me acaricio la cara horrorizado y grito, no tardo en darme cuenta que aquel hombre no es el que me observa, si no que aquel hombre ¡Soy yo!

Mi respiración se agita en la cama en la cual me revuelvo al despertarme, mi corazón, aun acelerado, disminuye su ritmo lentamente, de nuevo una noche de pesadillas. Lleno el vaso de agua tras un corto paseo a la cocina y procedo a beberlo poco a poco. De nuevo vuelvo a la cama y me arropo con las sabanas esperando por fin conciliar un buen sueño. Oigo un chasquido y giro la cabeza rápidamente en dirección al pasillo, allí está un hombre de mi estatura con un cuchillo en la mano y al que no puedo ver el rostro debido a la oscuridad. Grito e intento defenderme arrojando todo lo que puedo contra él pero de poco sirve ya que en cuestión de segundos su cuchillo raja mi cuello y empiezo a ahogarme. Es solo un poco antes de perder el sentido cuando le veo su rostro y de nuevo veo mi cara, el asesino ¡Soy yo!
Me incorporo de la cama he intento acudir a la cocina a beber agua, de nuevo una noche de pesadillas. Sin embargo caigo al suelo y descubro que no tengo piernas, mi cabeza da vueltas e intento comprender lo que está pasando, veo un lisiado sin pelo tirado en el suelo reflejado en mi ventana y una vez más caigo en la cuenta de que ¡Soy yo!

La luz se enciende, las paredes acolchadas de la habitación me dan los buenos días y una camisa de fuerza impide como cada mañana que me desperece a gusto estirándome a mis anchas. Uno de los enfermeros entra en la habitación y me da unas pastillas, me llama John pero realmente cada día tengo un nombre distinto, ya ni lo recuerdo, y es por eso que cada mañana al despertar me pregunto ¿Quién soy yo?

07 diciembre 2012

VAMPIRO


Tiene sed de sangre. Su piel es fría, cualquiera pensaría que por sus venas corre hielo. La noche lo envuelve, su cabeza se vuelve loca, su olfato se agudiza y pronto ya nada lo puede parar. Se desliza por las calles como una sombra, sombra en la oscuridad, nadie lo ve. Su pálido rostro a penas se distingue entre callejones de las partes bajas de la ciudad.

Y allí esta ella, su alimento, una joven perdida en la noche. Tiene una cara dulce, su sonrisa haría pensar que es la más feliz del mundo y su pelo semejante a un campo de trigo se desliza bajo sus hombros. Todo una mascara de inocencia para ocultar la realidad, cada noche con un hombre, cada noche ganando dinero por sexo y demencias de la gente que se aprovecha de ella. Restos de carmín en cientos de hombres de la ciudad que apresuradamente limpian antes de llegar con sus mujeres, pero esta será la última noche que deja la huella de sus labios en algún cliente. Está sola, lejos de su casa, perdida vagando por los callejones, y allí está él, de pie, observándola.

Su rostro se descompone y el miedo se apodera de ella, pero pese a ello no puede dejar de mirarlo. Una extraña atracción la hace quedarse quieta, mirándolo, deseándolo. Él se acerca, la mira, el olor es cada vez más fuerte y su deseo por alimentarse es insoportable.

Pronto sus labios se acercan a su cuello, nota el palpitar de la sangre corriendo por aquel nexo de carne entre la cabeza y el cuerpo de la joven. Poco a poco sus dientes toman contacto con la noche aproximando los afilados colmillos al cuello de la joven. El mordisco es suave y pronto nota como la sangre le da la vida, se siente pleno, sus fuerzas vuelven a estar restablecidas. Se separa del cuerpo mientras este cae y en segundos vuelve a las sombras de donde salió perdiéndose en la noche.

Ella abre los ojos, se siente desorientada, su corazón ya no late y en cambio todo lo que la rodea es muy real para ser tan solo un sueño. Un fuerte dolor se clava en su cuello, nota como la herida la arde, un cambio está sucediendo en su cuerpo. Ha pasado varios días en aquel callejón, pero no tiene hambre, solo nota frío y una sensación recorre su cuerpo, tiene sed, sed de sangre.